UN DÍA PARA RECORDAR
UN DÍA PARA RECORDAR
por Mónica Alfonzo Franco
Érase una vez, en el corazón de América del Sur, en las profundidades de un bosque sampedrano vivían dos personas, que se llamaban Tau y Kerana, ellos se casaron y tuvieron siete hijos. Ellos nacieron con características muy peculiares, comparado con los demás niños. A uno lo llamaron, Jasy Jatere, él tenía el pelo rubio, los ojos azules y la piel extremadamente blanca, otro se llamaba Luisón, él tenía pelos en toda la cara. Como todos los niños, estos dos hermanos de siete hijos eran muy traviesos, jugaban desde el amanecer hasta el atardecer, como el tuka’ê kañy (a las escondidas) y siempre quisieron jugar con otros niños de su edad.
Llegó el momento en el cual tenían que ir a la escuela, recibir una educación, como todos lo niños, aquí podían tener nuevos amigos, en fin podían conocer a nuevas personas, ya que ellos vivían muy alejados del pueblo más cercano.
A la mañana siguiente Kerana alistó a sus hijos para que puedan ir a la escuela. El sol era radiante que hasta te dada cosquillas de lo hermoso que era.
– Hijos, diviértanse mucho y sean amistosos con los demás – los chicos asintieron con la cabeza.
Sale diciendo, Jasy Jatere – Sí, mamá, nos portaremos tremendamente bien, no te preocupes. – Luisón, también dice lo mismo
– Bueno, es hora de que se vayan – Dio a cada uno un tierno abrazo.
De ida en la escuela tuvieron que atravesar un arroyo cristalino, sobre este había un árbol que había caído tras una tormenta hace años y desde ese momento fue utilizado como un puente; en el arroyo abundaban peces de diferentes especies y colores; un pez muy amistoso le pregunta a Jasy Jatere, a dónde se iban tan entusiasmados, y este le responde.
– A la escuela mi querido amiguito.
– Ahh, a la escuela ¿para qué se van a la escuela? – le pregunta el pececillo.
– Pues para aprender – le dice, Luisón.
– Así es, para aprender a escribir, leer y contar números – sale diciendo Jasy Jatere.
– Ahh, entonces es importantísimo ir a la escuela.
– Así es mi querido pececillo.
– Es hora de irnos, debemos evitar llegar tarde. Es un placer haberte encontrado, nos vemos más tarde ¡ arrivederci!
Por fin llegan a su destino; se encuentran con muchísimos niños en el predio de la institución. Y estos les miran de una forma muy rara, como diciendo, quiénes son ellos, de dónde vienen. Se acerca un niño y le pregunta a Jasy Jatere – ¿por qué tu pelo es tan rubio y tu piel tan blanca? – Y éste le responde – mi padre es rubio. – y el niño le pregunta nuevamente – ¿por qué tu hermano tiene pelos en la cara? – Porque mi papá los tiene le responde rápidamente, Luisón. Los hermanos se miraron uno al otro sumamente despistados, nunca nadie antes les había preguntado aquellas cosas que carecían completamente de sentido para ellos. Entonces procedieron a entrar en las aulas, y todos los alumnos seguían mirándolos sorprendidos. Aún no empezaba la clase y ellos ya querían volver a su casa, se sintieron sumamente excluidos en ese momento. Antes de iniciar la clase un chico rompió el hielo, se acercó y les ofreció para que se sentarán junto a él y los chicos aceptaron; el muchachito les preguntó cómo se llamaban, de dónde venían, etc; así fue como Jasy Jatere y Luisón fueron sintiéndose mejor en aquel ambiente que era nuevo para ellos.
Así se demostró que ellos no eran nada parecido a algún ser de otro planeta, ellos también eran niños que querían relacionarse con otras personas.
Al terminar la clase se dirigieron de vuelta a su casa. Cuando iban a pasar el arroyo el pececillo les preguntó nuevamente, qué tal les había ido en su primer día de escuela. Jasy Jatere le respondió.
– Nos fue muy bien, conocimos a muchas personas y especialmente a un niño que fue muy amable, nos brindó su servicio. Nos mostró la escuela ¡y nos invitó a jugar esta tarde!
– ¡Qué bueno, eso es brillante!
– Aunque los otros niños no fueron tan amables como que digamos – lo dice en voz baja.
Se despidieron de su amiguito y se fueron.
Al llegar a casa su padre que recién había llegado del trabajo les pregunta sobre su experiencia. Jasy Jatere le comenta.
– Al principio nos sentimos muy fuera de lugar, yo personalmente me sentí raro cuando un niño se acercó y me preguntó que porqué mi pelo era rubio y le dije que, es porque tu pelo es rubio.
– A mí me dijeron, por qué tenía pelos en la cara – dijo Luisón– y les dije que, porque tú tenias. – Tau les responde.
– Mi pelo es negro, pero debiste decirles que eras albino, Jasy Jatere, y tú, Luisón, – Tau, se agacha y le dice a Luisón – debiste explicarles que cuando naciste ya los tenías, porque es una condición genética, tu abuelo también los tenía.
Jasy Jatere, le cuenta a su padre que al principio sintió que él no pertenecía en ese lugar. Pero que luego un compañero suyo se acercó muy amistoso, y le preguntó si no quería ser su amigo, y este acto le alivió el alma.
– Mañana les irá mejor que hoy, no se preocupen, algunas personas creen que si tenemos características físicas diferentes a ellos, somos bichos raros, malas personas o les haremos daño, nuestro aspecto físico no importa, lo que importa son los buenos pensamientos y sentimientos que tenemos. Cuando los conozcan mejor, harán muchos amigos, se los prometo.