EL MOÑAI DE LA ESCUELA
EL MOÑAI DE LA ESCUELA
Por Sofía Ruiz Villaverde
Había una vez un niño que se llamaba Moñai que vivía en el Cerro Dos De Oro. Él tenía un aspecto raro pues era alto y peludo. Moñai iba a la escuela Virgen de Fátima. Ahí los demás niños se burlaban de él por su apariencia física y forma tan extraña de vestirse y de hablar.
Un día se cansó de ser maltratado por todos y se decidió a decirles a todos que él no era una criatura mala. “Soy un niño normal, como todos” les decía a sus compañeros.
A Moñai también le gustaba la idea de tener amigos y jugar con ellos durante los recreos, pero nadie quería estar cerca de él.
Un día, inesperadamente, sintió que alguien se le acercaba. Se emocionó y al darse vuelta vio a un niño llamado Taní que tenía ganas de hablarle.
Tani: ¿Por qué estás solo aquí?
Moñái: Es que nadie quiere jugar conmigo.
Tani: ¿Y eso por qué?
Moñái: Dicen que soy muy feo.
Tani: No les hagas caso. Yo voy a jugar contigo.
A los pocos días ya se hicieron amigos.
Desde que se amigó con Taní, Moñai se convirtió en un niño feliz. Pasaban todas las tardes juntos jugando y no se cansaban nunca. Jugaban a las escondidas, a las bolitas y al descanso. La alegría se le notaba en el rostro a Moñai.
Por eso, no hay que juzgar a nadie por su apariencia, sino que hay que aceptar a cada persona tal cual es. Todos tenemos los mismos derechos y no debemos ser discriminados ni excluidos.