AO AO Y LAS APARIENCIAS
AO AO Y LAS APARIENCIAS
Por Alicia Curtido Reyes
Contaba mi tío Abel, que allá en Yvy Marane’y, habitaba el terrible Ao Ao. Una mañana de otoño, a tempranas horas, mientras estábamos desayunando con mi tío, me ganó la curiosidad y le pregunté…
Alicia: ¿Tío, el Ao Ao se come a la gente?
Tío: si es que nos acercamos mucho puede que nos haga daño, por eso debemos tener cuidado.
Yo tenía un abuelo que vivía en Yvy Marane´y y en tiempo de vacaciones todos íbamos a visitarlo. Allí nos encontrábamos con mis primitos y aprovechábamos para jugar y corretear por las siestas. Un día decidimos ir a recorrer la montaña con mis primos y descubrimos un camino nuevo, que antes no habíamos visto.
Como éramos un grupo curioso y valiente, decidimos aventurarnos por ese camino. Después de subir por una de las laderas del cerro llegamos a un lugar donde podíamos ver muy lejos, cuando de repente escuchamos como un balido de oveja. Nos miramos y mi primo Raúl dijo.
Raúl: Debe ser una oveja que se perdió.
Martita, quien vivía con mi abuelo, dijo.
Martita: Esperen, no parece una oveja.
Raúl: ¡Qué vas a saber vos de animales! ¡Vamos a ver!
Enseguida Raúl saltó sobre una gran piedra y se dirigió hacia el lugar de donde provenía aquel sonido. Entonces, me quedé pensando sobre lo que me contó mi tío sobre el Ao Ao, que es un ser que tiene un gran parecido a la oveja, pero es mucho más feroz y con cabeza de jabalí. Y además vive en zonas inhóspitas de cerros y montañas. También me acordé que tío me dijo que se alimenta especialmente de carne de oveja y usa su aspecto para meterse en los rebaños para cazarlas. En ese momento, recuerdo que le grité a Raúl: Raúl no vayas, puede ser el Ao Ao.
En ese momento, Raúl me dijo que encontró al animal. Estaba muy mal herido en un hueco entre las rocas. Todos fuimos a ver. Y para nuestra sorpresa, no era una oveja, sino el mismísimo Ao Ao. Raúl se asustó mucho al verlo. Pero para sorpresa de todos, el extraño ser habló y nos dijo:
Ao Ao: Por favor, no me maten.
Yo me abrí paso entre mis primos, y le dije que no le haríamos daño y que queríamos ayudarlo. Entonces respondió.
Ao Ao: me han herido porque muchos creen que me como a las ovejas. Pero eso no es verdad, ellas son mis amigas y yo las cuido.
Entonces, pudimos ver que su pata trasera estaba muy lastimada. Raúl y otro primo se apuraron en sacarse la remera y vendaron con ella la parte herida. Entonces aquel extraño ser dijo:
Ao Ao: ¡Gracias! Pero no cuenten a nadie que me han encontrado aquí, porque muchos quieren hacerme daño. Si me curo pronto, para la próxima les mostraré donde hay unos deliciosos frutos de guabirá en el cerro.
Con mis primos nos hicimos la promesa y cada vez que vamos a visitar a mi abuelo nos encontramos con Ao Ao y disfrutamos de las deliciosas frutas de guabirá e ingá que hay en el bosque que rodea el cerro.