LA PESCA DE CARLITOS
LA PESCA DE CARLITOS
Por Sulamita Bernal
En un lugar no muy lejano, a orillas de un arroyito, había una solitaria casita de paja, donde vivía toda una familia y entre ellos el pequeño Carlitos. Él tenía doce años y no le temía casi a nada. Tal es así que, cada vez que se le antojaba, iba de pesca con su perro Tom.
Una de esas tardecitas de verano, como de costumbre, fue a pescar. Cuando el sol iba desapareciendo en el horizonte decidió volver a casa con los peces que había sacado. Al pasar por una pequeña isla escuchó un silbido agudo en el bosque. En ese momento, Tom empezó a ladrar como si fuera que estaba viendo algo. Pero Carlitos le ordenó.
- Cállate, Tom, y vámonos a casa. Deja a ese animal tranquilo.
Y prosiguieron su camino a casa.
Al día siguiente, Carlitos se levantó muy temprano y encontró a sus padres tomando mate. Entonces les contó que pasó en el camino cuando volvía de la pesca y les preguntó de qué animal podría tratarse, ya que era la primera vez que escuchaba un sonido tan extraño.
Entonces su papá le dijo que podría tratarse del Karai Pyhare (Pombero), que es un ser de apariencia no muy agradable por ser peludo y grande. La mamá de Carlitos añadió que ese extraño ser acostumbra a andar por el bosque y por las noches rondar las casas. A veces, asusta a la gente con sus agudos silbidos o con los sonidos que producen los animales, ya que es capaz de imitarlos a la perfección.
Ese día, el pequeño Carlitos tuvo un poco de miedo y no fue a ningún lugar lejos de su casa, sino que más bien estuvo ayudando a su madre en los que quehaceres del hogar, dando de comer a las vacas, gallinas y otros animales domésticos.
Pasó como un mes y en un día nublado, a Carlitos se le ocurrió ir de pesca con su inseparable amigo Tom. Empacó sus cosas y después de comer fueron al lugar de siempre. Carlitos se sintió tan feliz, que se le olvidó por completo de regresar a su casa temprano. Cuando ya iba oscureciendo, el cielo empezó a ponerse negro y empezaron a caer algunos rayos. Carlitos se sintió desesperado y rápidamente empacó sus cosas para volver a casa. Mientras iba de camino se hizo de noche y como no contaba con nada para iluminar su camino se iba guiando por el reflejo de los relámpagos.
Uno de esos reflejos hizo que Carlitos viera al temible Pombero, que tal como lo describió su papá, era grande, de cabello largo y vellos en todo el cuerpo. El susto fue tan grande que cayó desvanecido. El perro Tom quedó ladrando por un rato, pero luego fue hasta la casa en busca de ayuda. La mamá de Carlitos, al ver al perro llegar a casa sin Carlitos, pensó lo peor: “Algo le habrá pasado… ¿Será que se lo llevó el Pombero?”. Pero la tormenta era tan intensa que no pudieron salir a buscarlo durante toda la noche.
Al día siguiente, empezó la búsqueda, pero Carlitos no aparecía por ninguna parte y sus padres empezaron a desesperarse. Así pasaron cinco días de intensa búsqueda, pero no daban con el paradero del niño. En el bosque se oía a los padres llamar a su hijo.
- Carlitos, Carlitos, ¿dónde estás che memby?
- ¡Carlitos!
Justo cuando sus padres ya iban perdieron las esperanzas de volver a ver a Carlitos, un medio día, lo vieron llegar a la casa sano y salvo. Entonces, corrieron a recibirlo y lo primero que querían saber es qué le había pasado y dónde estuvo todo este tiempo. Entonces, el niño sonrió y les dijo:
- Cálmense y les voy a contar. Cuando volvía a casa, la noche de la tormenta, me desmayé en el camino y al caer me golpeé la cabeza contra un tronco. El Karai Pyhare me socorrió y me llevó a un lugar donde estuve de la mejor manera, pues me trató tan bien que me dio de comer y me cuidó mientras tuve fiebre.
Carlitos siguió contándoles a sus padres que el Pombero en realidad no es malo como muchos dicen, y que, en realidad, es un ser amigable, pero como tiene características diferentes a nosotros muchas veces se siente rechazado y vive en soledad. Solo los animales son sus amigos, les decía.
Desde aquel entonces, cada vez que Carlitos iba de pesca, incluye entre sus cosas algún cigarro o un poco de miel para su amigo. Carlitos silva al llegar a la isla y deja sus regalos al lado del sendero. Al volver, es feliz al escuchar el silbido de agradecimiento de su amigo Karai Pyhare.